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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Se va...se fue.


Lo vi alejarse poco a poco, en unos minutos desaparecería de mi vista, me miró entre burlón y tierno, compasivo y convencido, seguro de sí mismo. Tengo ganas de que se marche- pienso mientras desaparece-creo que no se ha portado nada bien conmigo y no siento pena perderle, no ha sido de lo mejor que me ha sucedido, aunque tampoco de lo peor, justo es reconocerlo.


Sin embargo siento un poco de miedo a lo desconocido, al que se avecina, me pregunto si viene con buenas intenciones o acaso trae guardado bajo la manga peores acontecimientos, tristezas mayores, penas inconsolables…


Me sacudo la inquietud y dándole la espalda al que se va me enfrento con gesto desafiante al nuevo, y le estoy esperando, mientras se acerca, con todas las armas que poseo preparadas. ¡Que se porte bien…!
-Vamos, vamos Carol, que tú eres muy blandita y al final siempre piensas que todo lo que ocurre es por algo y te resignas.
-¡Pues esta vez no!-le digo a esa voz que no sé dónde ha salido, aunque sonó muy cerca de mí.


Y así, de pie con doce uvas en la mano y preparada para todo lo recibiré con la mejor de mis sonrisas, ilusiones a punto, sueños desplegados sobre la mesa dónde la copa está prepara da para brindar por el Nuevo Año 2011.

¡ADIOS 2010!

¡Bienvenido 2011!

¡¡¡FELIZ AÑO 2011 a tod@s!!!


Carol












martes, 21 de diciembre de 2010

Agradecimiento y Felicitación

NEO, (Mónica)http://neogeminis.blogspot.com/ Tuvo una idea…, una idea genial como es ella, mujer especial, excelente escritora y por encima de todo gran persona. Quería hacer una felicitación de Navidad con sus amigos bloggers y para eso nos invitó a envíarle una fotografía de cuando éramos pequeños.







Aún cuando las fotografías eran de distintos tamaños y épocas, ella con suma paciencia, habilidad y derroche de buen gusto consiguió componer la preciosa felicitación de abajo, dónde niños tan encantadores, felicitan la Navidad a todas las personas de buena voluntad.




Mil gracias y muchas felicidades para ti Mónica.










Podréis conocer los nombres o nick de cada un@ en la segunda fotografía.





Carol









miércoles, 15 de diciembre de 2010

Solo quiero...






Esta tarde me ha preguntado una persona
si he escrito mi carta a los Reyes Magos.
No, aún no lo he hecho
y no sé si lo haré este año,
pienso que mejor no pedir nada,
que sean los Magos los que decidan por mí.
Es posible que sean ellos los que mejor conozcan
de que carezco y qué me sobra.
Creo que me porté bien en general…
Algún enfado, unas protestas…un poco de sorna…
ningún rencor, venganza ni odio estéril,
Algunas lágrimas, tristezas y medias ganas
y… volver a nacer como el ave Féni x.
Los sueños, a veces, tirados por los suelos,
otras, alcanzando alturas considerables.
El Amor en su justo momento dulce para darlo…
¡A raudales!
La Esperanza en la vida y en las personas
ha conseguido colocarse en el primer puesto
y la ilusión de vivir en plenitud la vida que me resta
son mi bagaje en positivo para el Año Nuevo.
Que no me falten las sonrisas
-para que brillen con más fulgor las estrellas en el Cielo-
me las den y las daré esplendidas,
porque puede salvar este mundo una sonrisa a tiempo.

Carol






martes, 30 de noviembre de 2010

En manos de la tristeza




Quise huir lejos de la tristeza
mas ella me persiguió implacable
me abrazó con sin igual sutileza
alejó de mí todo lo que es agradable.
Con una mano borro lo bello
que en mi vida siempre hubo,
con la otra apagó la llama
que daba luz, calor, esperanza al futuro.
Sentada en la fría estancia
de las horas vacías, obsesionantes,
vi marchar a la alegría, al amor,
a los sueños inalcanzables.
Mientras, lo bueno que en mí tenía
se perdía en las tinieblas
ocupando espacios inquietantes.
Mi alma se precipitó al vacío,
lloré por ella, por todo…
Pero este llanto llegó tarde.
¡Demasiado tarde!




Carol

sábado, 20 de noviembre de 2010

Pearl.S. Buck


“Muchas personas pierden las pequeñas alegrías esperando la gran felicidad”

Pearl S. Buck


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Cuando era muy jovencita, creo recordar que con catorce años descubrí a una escritora maravillosa, Pearl S. Buck, y pude leer dos de sus libros más famosos traducidos a muchos idiomas. No tuve ocasión de conocer más historias escritas por ella en aquel entonces pero estas dos me marcaron y creo que para bien en mi adolescencia.
Pearl s. Buck era una escritora norteamericana que pasó la mitad de su vida en China junto a sus padres que eran misioneros. Nació el 26 de junio de 1892 y murió el 6 de marzo de 1973.
Con más de ochenta obras en su haber y algunas de ellas adaptadas al cine como “La buena tierra” que consiguió dos premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Ángeles y California.
Fue la primea mujer en conseguir el Pulitzer en 1932 y el Nobel de Literatura en 1938.









Esta es la primera novela que leí de ella:
Viento del Este, Viento del Oeste de Pearl S. Buck:






Pearl S. Buck ha sabido describir en sus libros el punto justo en que se encuentran las civilizaciones oriental y occidental. Al trazarnos el retrato de una familia distinguida, nos muestra los conflictos que, de manera inevitable, surgen entre padres e hijos cuando las ideas occidentales penetran en los baluartes de la cultura china.





La Madre



Una novela intimista sobre la vida familiar en la China tradicional. Pearl S. Buck supo interpretar, como ningún otro occidental, el alma del pueblo chino. Su obra constituye un puente de entendimiento entre nuestro mundo y aquel gigantesco país asiático. La madre es la historia de una mujer china, en el marco histórico de la década de 1930, a quien no se da nombre propio alguno en la novela —al igual que a los demás personajes—, pues solo se hablará, en alguna ocasión, y como incidentalmente, de una tal familia Li, y que personifica a la sufrida madre rural china, constituyendo una contrafigura de la O-Lang que aparece en La buena tierra.




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Son dos libros deliciosos que os gustarán a los que aún no lo habéis leído y los que lo han hecho ya seguro que compatiréis conmigo esta opinión. Yo los he vuelto leer este verano pasado porque casi no los recordaba y volvió a merecer la "pena".





Carol


viernes, 12 de noviembre de 2010

A ti...

Tú,
eres mi cielo lleno de estrellas.
Mis noches claras.


La mañana,
que por las rendijas se cuela,
esa alegría que llega
con las sonrisas tiernas
y entre tus manos me siento eterna,
impregnada de amor sincero.
Me asomo a donde
se esconde tu alma
y entre las sombras
de tus pestañas
me hago fuerte,
no siento miedo.
En esa mirada que me fascina
la vida se hace deleite,
mi corazón galopa
hacía tu mundo lleno de sueños.
¡Si tú quisieras…!
Yo sí lo quiero.


Carol





sábado, 6 de noviembre de 2010

Solo te pedí un sueño



¡Si una sola noche soñaras conmigo…!

Ir de la mano paseando
hasta donde el paseo acaba
allí donde se abrazan
las almas enamoradas.
Contemplar la noche azul
el cielo cuajado de estrellas
la Luna, nada tímida
luminosa y coqueta
alumbrando tu sonrisa
mientras oigo un: ¡Te quiero!
¡No… eso no…!
No quiero pedir demasiado.
Solo un sueño tierno
que al recordar no duela
por ser muy delicado,
con los pies en la tierra.

-¿Ni una pizca de locura?

Me conformo con estar
en tus sueños de una noche
que lo puedas recordar
con agrado sin temores.

Sin abusar de esa fortuna.



Carol

jueves, 28 de octubre de 2010

Eiffel desde Montparnarsse


Lo prometido es deuda Nuria, ahí tienes la preciosa Torre.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Amor muerto


¡Ay amor, amor que yaces muerto!
Mientras tu alma se eleva lentamente
me enfrento a la idea que estés ausente
la soledad que se avecina no acepto.

Toda la tristeza que ahora siento…
El corazón en mil pedazos roto,
me imposibilita el seguir viviendo
no puedo respirar tampoco.



La vida no concibo vivirla sin ti
la muerte silenciosa llega,
me abraza hasta el frenesí
dejo este mundo sin ninguna pena.

Carol.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Septiembre…un mes ideal para volver a empezar.




Cierto que a lo largo de nuestra vida morimos y volvemos a renacer varias veces, espiritualmente, es inevitable y conveniente para darnos cuenta de que muchas veces “nos quejamos de vicio” y solo cuando perdemos lo que tenemos aprendemos valorarlo.
Vamos perdiendo en juventud y ganando en sabiduría y nos decimos: “si hubiese sabido esto antes que distinto habría obrado”. Esta es una frase que me repito mucho aunque suelo echar pecho a lo hecho ya que toda mi vida he intentado ser una persona sensata que piensa lo que va a hacer antes de actuar y pocas veces lo hago sin mirar los pros y los contras, esto no quiere decir que no me arriesgue si no que no me lanzo al vacío a ver qué pasa después.
Hace tiempo que soy feliz con pequeñas cosas y sobre todo con los afectos de los demás. Prefiero la amistad sincera al mejor de los adornos y el amor incondicional a la más cara de las joyas, sé que cuando me vaya a “otros mundos” no me llevaré nada más que el amor que me hayan dado y lo que haya aprendido para llenar los huecos de mi ignorancia que es mucha comparada con todo el saber que se puede llegar a tener y en esto me conformo con tener las ideas claras y convencida de que no podemos llegar a saberlo todo pero que es muy necesario alcanzar el conocimiento imprescindible para caminar por este mundo.
Lo primero es que debemos querernos y respetarnos a nosotros mismos para así poder querer y respetar a los demás, no es tarea fácil pues ninguno hemos podido salvarnos de sufrir traumas en la niñez, algunos muy insignificantes comparados con otros, pero sean como sean debemos superarlos y aceptar que son gajes del oficio de vivir porque de no hacerlo nos pueden llegar a amargar una vida llena de cosas buenas que no sabremos apreciar anclados en esos acontecimientos que sin quitarles importancia…no sean la piedra en el camino que nos impidió seguir avanzando en alcanzar la madurez suficiente como para aprender que el dolor no nos deja crecer, que estamos de paso, nos iremos y otros vendrán, que es una obligación intentar ser y hacer felices a los demás.
Procuremos llegar a ser mejores personas partiendo de lo que tenemos, mejorándolo, aprendiendo de los libros, los buenos ejemplos y apoyándonos en los que nos aprecian pues tantas veces necesitamos un abrazo, una palabra de aliento o consuelo y consejos que nos alumbren en las horas de incertidumbre. No hagamos una isla de nosotros mismos y si así lo hiciéramos al menos construyamos puentes para que el que lo desee se pueda acercar porque solo tratando a nuestro semejantes podemos llegar a conocerlo en todo lo que valen.
Es muy importante estar en posesión de uno mismo (no confundir con estar poseído de uno mismo) porque así será más difícil que las opiniones adversas dichas con mala intención nos minen la moral, la seguridad en nuestros criterios que se deben basar en ideas y sentimientos honestos harán que nuestra dignidad esté por encima de todo y sea el más importante pilar en el que apoyarnos.
Hoy me basta con una sonrisa de tus labios para sentirme la más feliz de las personas con el precioso regalo de tu tiempo: el que dedicas a leerme.

Gracias

Carol

sábado, 5 de junio de 2010

¡Hasta pronto!





Estaba meditándolo desde hace algunos días… me ha costado dar el paso.
Hoy está decidido, voy a desaparecer, aunque solo sea por un tiempo.
Han sido casi dos años maravillosos, compartiendo, conociendo, disfrutando y un largo etc., los que he vivido.
Doy mil gracias, a todas las personas que me han apoyado, que me han seguido, a los que siempre han estado ahí..., de corazón lo hago, gracias, muchas gracias por vuestra impagable compañía y amistad.
Un abrazo muy fuerte a todos.
Dejo la puerta entreabierta...
Besos.

Carol

miércoles, 2 de junio de 2010

Muerte de una ilusión


Sé que tus ojos jamás me vieron.
Sé que los míos
se perdieron aquella noche
la ocasión más bella y única
de estar cerca de ti
escuchando tu prodigiosa voz.
Fue el fatal destino
o la voz de la mentira
que engañó a mi ingenuidad
con palabras absurdas.
Y te fuiste al día siguiente
llevándote sin saberlo mi ilusión.
Y no volviste nunca más.
La muerte te llevó.
Carol

domingo, 30 de mayo de 2010

Viajes al interior



Dentro de mí existe una isla. De vez en cuando me refugio en ella: cuando la incomprensión me sorprende, cuando los amigos, o un ser muy querido me decepcionan mucho, mucho, cuando me hieren queriendo, o no veo la salida a un problema que no tengo con quién hablarlo.
A veces pienso que no estaría mal irse a pasar una temporada larga a ella. Pensar, meditar, sopesar si algo tiene importancia, si no la tiene, si merece la pena lo que hacemos o es mejor intentar otras cosas. Cambiar el estilo de vida.
Ahora mismo estoy en ese “a veces”, ya no es por la astenia primaveral, ni el calor sofocante de una noche de verano, ni tan siquiera porque me sorprendan mucho las cosas aunque siempre un poco sí, es un cansancio de ver lo absurdas que son algunas personas, esas que nunca sabemos a qué juegan, si siempre están jugando con uno, si es solo ponernos a prueba, o simplemente que son así y no se puede esperar más de ellas, las que nunca sabemos si vienen o si van, si suben o si bajan, si hoy es rojo mañana puede ser azul o viceversa.
Pero sobre todo de las que te dan confianza para después aprovecharse de tus confidencias intentando hacer daño tergiversando lo contado, haciéndolo a su modo, mitad verdad, mitad infamia, te llevas tal palo que es necesario un tiempo para recuperarse, aunque bien mirado no merecen ni un minuto de nuestro tiempo, ellas solas se cierran la puerta de nuestro corazón y nos obligan a pensar y a hacer por nuestro bien, tanto físico como mental...: “A otra cosa mariposa”. ¡Que les vaya bonito!

Carol

miércoles, 26 de mayo de 2010

Cádiz, maravillosa provincia











Las tardes eran largas y calurosas.
Por la mañana aprovechábamos para visitar un museo, una catedral, algún pueblo típico de la provincia siguiendo la “Ruta de los pueblos blancos”, Cádiz ofrece mucho al visitante, después nos íbamos a la playa hasta la hora de comer, luego siesta, y por la tarde cuando refrescaba un poco, por lo general, salíamos a pasear visitando algunas tiendas y así nos acercábamos a la hora de la cena, relajados, algo cansados porque la ociosidad también cansa, es curioso, pero también porque madrugaba mucho.




Lo que más me gustaba eran los atardeceres, las puestas de sol en la playa, a dónde algunas tardes acudíamos a tumbarnos en la arena y leer libros bajo la sombrilla. El sol quemaba de lo lindo y una tarde que la brisa soplaba más fuerte levantando la arena, esta se me pegó en una pierna y al quitármela me quité también la protección solar y me quemé la piel.




Aquel verano la temperatura rozó los 40º, era una locura salir por la tarde antes de las 20:00 horas. No tuvimos más remedio que abusar del aire acondicionado en la habitación del hotel, ahora tendríamos más remordimientos porque estamos más concienciados con el medio ambiente.




Me aficioné a las tortillitas de camarones, al pescadito frito comprado en freidurías que abundan en la ciudad y las comidas en la playa la Barrosa, de Chiclana, una inmensa playa de 7.500 metros en dónde por la tarde se suceden los paseos en bicicleta, otra delicia más.




El largo y caluroso verano es bien aprovechado por los habitantes de esta provincia y su capital, unos seres privilegiados por la belleza de esta tierra y por la bonanza de su clima.
Esta fue la última visita que le hice y me recompensó la vida porque Cádiz también la he tenido que visitar por tristes motivos, pero ya pasaron y hay que recordar lo bueno.





Carol

























martes, 18 de mayo de 2010

Brilla el sol



…Y volvimos, amor, a los senderos llenos de esperanzas
a las estancias llenas de cariño
a los abrazos que reconfortan el alma
mientras un sol esplendido ilumina todo.
Mirando juntos en la misma dirección
se consolidó la empresa que iniciamos
un día ya lejano en el tiempo
mas, muy cercano y sentido en nuestro interior.
La vida pasa cada vez más de prisa
nos lleva sin sentirlo hacia valles imaginados
y es por eso que no debemos darnos pausas
sino vivir apasionadamente los días regalados.
Es para ti mi mejor sonrisa
mis sueños hermosos, deseados,
todos los momentos pasar contigo quiero.
Aunque fuera haga frío, llueva o truene,
en nuestro puerto amado estamos a resguardo.

Carol


martes, 4 de mayo de 2010

Llueve


Llueve, llueve y llueve…
No se cansó la lluvia de caer
en este monótono día gris de primavera.
Cogí tu paraguas y salí a pasear
mientras mis pensamientos eran solo para ti,
para aquel tiempo que pasamos juntos.
Imposible olvidar aquellos días
que bajo tu paraguas me resguardaba
sintiendo el calor y abrigo de tu mano
caminando por sendas enamoradas.
La tristeza me invadió como una enemiga
caí en sus redes traicioneras,
lloré calladita sin que nadie me oyera
me quedé dormida abrazada a la almohada.

La noche se presentó fría y extraña
hace un rato llamaron a la puerta
me asomé a la mirilla, perdiendo la calma,
no podía creer lo que mis ojos veían.


Carol

domingo, 2 de mayo de 2010

Feliz Día de la Madre




Muchas felicidades a todas las mamás del mundo, a las que han tenido hijos nacidos de su cuerpo y amor y a las que parieron con el corazón.
A toda mujer que siente ese instinto maternal que nos hace valorar tanto la vida, porque sabemos lo que cuesta tener un hijo, criarlo, que se haga una persona íntegra y capaz en todos los sentidos.
No es imprescindible parir un hijo para quererlo con toda el alma, para acompañarlo en su caminar por la vida y estar ahí cuando más nos necesitan, el ser madre es ese sentimiento que te lleva a cuidar de un ser indefenso olvidando tu propia vida e intereses( si se pueden compaginar, mejor…)incluso este hermoso sentimiento se da con los hijos de otros, con los animales… es algo maravilloso de experimentar, de sentir y ninguna mujer debería perdérselo por muy ocupada que esté o por muy difícil que la vida se lo haya puesto.
En este día el recuerdo más intenso, más querido es para mi madre que tanto me quiso, cuidó y me ayudó a ser persona con su maravilloso ejemplo. Allá dónde esté que siempre me proteja con su amor y si no puede hacerlo ya, su recuerdo y amor es la fuerza que me anima siempre en los momentos difíciles y en las encrucijadas a elegir el mejor camino.
¡Te quiero mucho mamá!


Carol

jueves, 29 de abril de 2010

Te esperaré


Cierras tus brazos entorno a mí
me besas en los labios
borras la pena
que a mi alma anega.
Te vas tan lejos…
La distancia entre tú y yo será eterna
si se rompe el sutil lazo,
aunque tú no lo quisieras,
que nos une.
Mas en mi corazón
seguirías anclado día tras día.
La esperanza, mi íntima amiga,
sería con la Luna y el mar consuelo a mi dolor.


Carol

viernes, 23 de abril de 2010

Feliz Día del Libro


Una rosa para cada uno de mis amig@s




Este libro me han regalado.
Título: El tiempo entre costuras
Autor: María Dueñas
Páginas: 608
Editorial: Temas de Hoy
ARGUMENTO:
La joven modista Sira Quiroga abandona el Madrid convulso de los meses previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Con él se instala en Táger, una ciudad exótica y vibrante donde todo puede suceder. Incluso la traición.
Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados.
A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes –Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth– que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.

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Es la 16ª edición. He estado leyendo comentarios sobre el libro y todos son buenos.
Creo que me va a gustar.
Un beso.
Carol








miércoles, 21 de abril de 2010

Pensando, lejos del mundanal ruido



Creo que no me equivoco cuando digo que generalmente nos acercamos a las personas buscando lo bueno que hay en sus corazones, nos atrae más la bondad, las buenas maneras y el estilo de aquellas de las que desearíamos tener su amistad.
Muchas veces nos sorprende encontrar personas con tan buenos sentimientos en un mundo que parece cada vez más materialista encaminado al egoísmo, al narcisismo. No debería extrañarnos, en el ser humano es mayor la cantidad de buenos sentimientos que los que implican maldad, y aunque todos tenemos algún que otro defecto prevalece las virtudes y el deseo de ser mejores cada día, aprender de los errores y sobre todo no dañar a nuestros semejantes siquiera sea con palabras que a veces decimos sin pensar demasiado que pueden herir la sensibilidad de otros.
Aunque seamos capaces de distinguir entre conocidos y amigos con todos debemos ser legales, aunque llevemos una máscara tenemos que ser de tal forma que el día que te la quites no se note la diferencia en el trato, no te hayas aprovechado de llevarla para engañar, medrar o criticar a otros sin que tengan posibles defensas y es que en realidad todos llevamos una máscara como llevamos ropa, pero que sea más por proteger nuestra intimidad que porque sea un instrumento para hacer el mal.
La vida está llena de sorpresas y muchas veces aquel o aquella que parecía no ser tan ideal es al final tu mejor amigo, o sencillamente la persona justa que todos desearíamos encontrar para que lo fuera. El amigo que no te abandona cuando más lo necesitas, el que es fiel a través de los años de las vicisitudes de la vida y aunque te diga la verdad a la cara sabes que procura tu bien y que en su corazón sigue existiendo cariño cuando todo no va bien, el te pregunta cuando alguien le dice que tú hablaste mal de él, porque el orgullo se queda para los conocidos cuya amistad nunca cuajó. No permite que los malos entendidos rompan sentimientos verdaderos forjados día a día que por muchos años que pasen sin verse siempre cuando vuelves a encontrar a ese amigo le hablas como si le hubieses visto ayer.
Ese amigo que cuando los demás te juzgan o insultan no guarda silencio porque sería condenarte, cuando sabe que sus palabras a tu favor son merecidas, tan ciertas.

Carol




domingo, 11 de abril de 2010

Cielo abierto


Exitía en mi mundo un cielo
lleno de nubes negras
amenazando siempre mal tiempo.
En este ambiente triste de tormentas
cuajaron mis desalientos
aunque al final me hice inmune a las penas
batallé contra lo incierto
buscando siempre la esperanza
alimentando las ilusiones
que fueron apareciendo
entre los rayos y truenos.
Imploré al arco iris me prestara sus colores
para poner en mi alma un sinfín de sensaciones
olvidando la tristeza, los amargos sinsabores,
abriendo cielos que llenaran de alegría
mis ojos desde la mañana imnundada de luz
hasta el final del día.
Entonces…apareciste tú.

Carol

domingo, 4 de abril de 2010

La cunita


Aquel baúl

La Cunita

El armario empotrado

La alacena

Un día me prometí que escribiría algo con las palabras arriba escritas.

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La cunita.

Después que se cumplió mi primer aniversario de boda yo seguía sin tener “noticias” de que pronto un ser pequeñito llegaría a casa a completar mi felicidad. Y ya empezaba a preocuparme por si no podía conseguir un sueño tan deseado. Lo curioso es que solo tenía veintidós años y un instinto maternal demasiado desarrollado que no me dejaba disfrutar de la libertad que tenía para todo ni para darme cuenta que un hijo cambia la vida y que tu vida pasa a ser de él por entero, ya no te pertenece. Aunque si mal no recuerdo a mí eso no me importaba nada y estaba deseando ver la cara de mi nene o nena, de tenerlo en mis brazos y no sentir nunca soledad.

Pasaron algunos meses y sin más un día vísperas de Reyes Magos me llegó el resultado del análisis…y era…,¡positivo! , me sentía la más feliz de la mujeres. Esta felicidad se empañó cuando empecé a tener amenaza de aborto y el médico me aconsejó reposo absoluto. Por fin me encontré mejor después del cuarto mes y pude empezar a dar paseos cortos, al principio, y después más largos pero siempre tranquilos.

Así que salía de casa y para llegar al centro de la ciudad, en diez minutos lo conseguía, atravesaba una vía llena de tiendas con los más diversos escaparates.

En uno de ellos había cunitas, moisés y todo lo que necesita un bebé al nacer para su canastilla. Enseguida elegí la cunita en la dormiría mi niño: era en madera con barrotes torneados y bastante grande de tamaño para que le sirviera hasta los dos años por lo menos.

Todos los días la miraba al pasar pero no podía comprarla porque me aconsejaron que no lo hiciera hasta que naciera el bebé y a mí no se me ocurrió reservarla para cuando llegara el momento, cosas de chavala.

Había cumplido el quinto mes cuando me llegaron noticias terribles de mi familia, me tuve que ausentar para estar con un familiar. Estuve casi tres meses fuera de casa, cuando volví estaba muy triste pero tenía que pensar en mi hijo que pronto nacería y no quería perderlo en un largo viaje en avanzado estado de gestación y ya había tentado demasiado a la suerte.
En el primer paseo que di pasé por la tienda de bebés y allí seguía la cunita. La había recordado alguna que otra vez, pero pensado que ya la habrían vendido.

Así un día tras otro y con el ajuar de cuna comprada yo me paraba a contemplar aquel nidito dónde dormiría mi niño como un angelito, calentito y cómodo.

El día que nació envié a mi marido a comprarla antes de que alguien se la llevara
aunque a mí me habría hecho mucha ilusión hacerlo no podía esperar más y ya el niño estaba en el mundo y con una salud excelente. En tres días dormiría en su cunita soñada.

Y así fue, cuando llegué a casa con mi niño en mis brazos allí estaba la preciosa cuna, ya montada, esperándolo.



Acunó a dos niños más. Y con bastante pesar por mi parte salió un día de casa para no volver, la di a una persona que no la necesitó al final pero tampoco me la devolvió sabiendo lo que yo quería a la cunita.

Años después me enteré que se pudrió en el sótano de una casa de pueblo sin que ningún otro niño durmiera en ella, habría sido un consuelo que si lo hubiera hecho. Al fin he conseguido recordarla sin pena, con ternura y cómo a un mueble que cumplió su misión.


Carol

sábado, 27 de marzo de 2010

Sueños inalcanzables



Estar cerca de ti sintiendo tu amor…
el más importante motivo de mi vida.
Coger tu mano, sentir su delicadeza y calor…
es encontrar la felicidad en las cosas sencillas.
Besar tus labios bajo la luna llena, en mi tierra…
ni en la gloria podría alcanzar mayor placer
y aunque sueño e imagino aún no he llegado
a ese lugar dónde te encuentras. Camino sin desfallecer.
Escondida entre las hojas de un libro de poesías,
con esperanzas me conformo con abrazar
lo único mío que de ti tengo, mi tesoro venerado:
tu deteriorada y entrañable… fotografía.

El tiempo juega en mi contra.

Carol










domingo, 21 de marzo de 2010

Gato y yo



¡Oh, sí!, claro que sí...me encantan los gastos, son independientes como yo y a ratos mimosos, y hasta…sí bueno, y hasta empalagosos pero jamás abandonaría a ninguno. Te vienen a despertar por la mañana cuando se aburren de esperar que les hagas un poco de caso, se suben a la cama y allí quietitos esperan el momento en que abres los ojos para soltar un maullido de aúpa, pero este lo tiene difícil, me pongo antifaz para dormir, y estos sin agujeritos para no enseñar los ojos recién abiertos con mucho sueño todavía pegado a las pestañas, de tal forma que es imposible abrirlos sin sentir una punzada en ellos.
Anoche me acosté muy tarde y he soñado con una boda, no la mía afortunadamente, lo terrible es que siempre que sueño con un casamiento alguien de la familia fallece, es como… una premonición, algo de lo que no puedo escapar pues este sueño se repite una y otra vez aunque con distintos contrayentes cada x tiempo, cuando despierto me siento muy mal, un dolor agudo me llena el pecho y la angustia se apodera de mi.
Hoy, Gato, no me voy a quitar el antifaz, voy a seguir en la cama un buen rato hasta que me duela el estomago de hambre, no quiero despertar, quiero parar la vida, el mundo, quiero huir de la realidad para no vivir más tragedias que me hieran el alma y me sumerja en la tristeza. Tú puedes quedarte ahí acurrucado, dormitando en silencio, calentito y sin un solo maullido y si te aburres sal por la ventana a tomar el sol, procura no hacer ruido, yo hoy no estoy, para nada, para nadie, quiero dormir, soñar cosas agradables, con viajes exóticos, lugares de ensueño, persona amables, encantadoras con las que dé placer conversar, con un mundo ideal donde el dolor sea tan solo una palabra que nadie haya experimentado y dónde las personas sólo lo abandonen cuando sean muy, muy viejitas.
Nada de radio, ni periódico, ni mucho menos televisión…si suena el teléfono no esperen que lo coja, me desconectaré de todo aunque creo que no me dejaran que lo esté mucho tiempo, a ver cuánto resisto…
Otra vueltecita, cojo postura y…


Carol

miércoles, 10 de marzo de 2010

La alacena


La alacena era un mueble de ensueño desde que llegó a la cocina de la casa de mis padres. En la parte de arriba tenía dos puertas con tres departamentos, allí, en lo más alto guardaba mi madre las legumbres, el arroz la pasta, el azúcar, café, harina, té, etc. En la segunda balda ponía vasos, platos, fuentes para el uso diario, tenerlos así a mano. En la primera por más que lo pienso no puedo recordarlo aunque es posible que solo tuviera dos.

El centro se ensanchaba y servía para dejar algunas viandas recién hechas, el pan o alguna bebida mientras eran llevadas a la mesa, Tenía a cada lado unos cajones muy largos y estrechos con distintos departamentos para las especias: azafrán, canela, clavo, cominos, así hasta siete, en el último de la izquierda que estaba vacío yo iba dejando monedas que me iban sobrando del dinero que me daban para caramelos u otras chucherías, para comprarle a mi madre el regalo del Día de la madre y después una tarjeta de felicitación para el día de la onomástica de mis padres. No me daban nada para que yo les comprara el regalo por eso como quería tener un detalle con ellos, aunque aún era pequeña pues esto lo hacía a partir de los siete años, tenía que empezar a ahorrar desde muy pronto porque era muy poca la paga que tenía.

Aquel cajón era mi escondite, nadie sabía que allí yo guardaba el dinero que siempre tapaba con algún envoltorio de especias que mi madre nunca llegaba hasta allí porque normalmente encontraba antes lo que buscaba y además estaba protegido de ser la tentación de mi hermano pequeño que curioseaba en mis cosas como si fuera un detective. Yo tenía un detalle con él y es que siempre el regalo lo hacía en nombre de los dos aunque él no aportase nada pues aunque le llevase dos años y pico para mí era mi niño pequeño que ya aprendería a ahorrar…

Debajo dos cajones, uno para los cubiertos, otro para el pan.

Abajo tenía también dos puertas con tres departamentos y aquí las puertas tenían celosías, para refrescar los alimentos que allí se guardaban, ya sabes: “mantener en sitio seco y fresco”. La primera balda la reservaba mi madre para los dulces que hacía, bizcochos, tartas, leche frita, empanadas, magdalenas, roscos, pestiños, no todos a la vez claro, pero casi siempre teníamos algo de estas delicias para desayunar o merendar. Yo tenía la costumbre de abrir las dos puertas y quedarme ensimismada un instante mirando las fuentes pensando que elegir, entonces mi madre me decía que parecía que estaba confesándome porque así la alacena parecía un confesionario, aún lo recuerdo con cariño y aún sueño con la alacena y esta parte de ella, la abro en sueños y veo pastales y otros caprichos que no estuvieron nunca allí pero que yo seguramente he visto en algún escaparate de pastelería y se ha quedado gravado en mi subconsciente pues no he satisfecho ese deseo por eso de guardar la línea. Pero es curioso que no sueño con la nevera, más moderna en casa, sino con la alacena.

Más abajo estaban los embutidos, chorizos, morcillas andaluzas, salchichones etc. Este era de poca altura. En la parte inferior del todo, ollas, cacerolas…
Y debajo ya fuera del mueble en distintos recipientes guardaba mi madre las patatas, cebollas, ajos, hierbas para infusiones, como manzanilla, poleo, hierba luisa etc.

Pasó el tiempo y vinieron armarios más modernos de cocina, como los muebles Forlady y la alacena salió de casa para ir a casa de una vecina que la puso primero en su cocina y luego en su patio, dónde yo, cuando iba a su casa me la quedaba mirando con tristeza, porque nosotros teníamos patio y la alacena habría hecho allí un gran servicio, pero más que nada porque era un mueble coqueto al que yo le tenía mucho cariño y era fuerte resistiendo al paso de los años. Nunca dije nada porque "dónde hay patrón no manda marinero" y yo era muy pequeña para opinar sobre la decisión de mi madre de regalar la alacena. Sin embargo aún sueño con ella. No sé, tendré que comprarme una lo más parecida a aquella, aún estoy a tiempo, claro que aquellos cajoncitos con compartimentos…tal vez por encargo.
Quería compartir con vosotros esta vivencia de cuando era niña.


Carol

sábado, 20 de febrero de 2010

Vacío... que fue.



Sentí un gran vacío en el alma
una inmensa soledad física
llanto en los ojos, sin lágrimas.
Un cielo sin puntos suspensivos
tenía para llenar de estrellas
en las noches claras contemplarlas
superando la pena que causa tu ausencia
sin temor a que se rompiera
con estruendos y relámpagos,
los rayos de tu indiferencia
hace tiempo consumieron
la llama que dentro de mí ardía
y la lluvia del olvido mansa y fría
borraron toda huella de un amor
que solo me causó penas y desdichas.
Dentro de mi creé un santuario
dónde mi alma en silencio medita.
En el último inventario
ni en el Debe ni en el Haber
e l asiento con tu nombre aparecía.


Carol

viernes, 12 de febrero de 2010

Todo puede ocurrir en Venecia…en Carnaval.






La vi brillar con luz propia aquel Carnaval en Venecia. Aquella máscara veneciana le sentaba de maravillas, dejaba ver sus ojos color miel, como única parte de un cuerpo hermoso escondido bajo terciopelos.
Yo sabía que el sueño de su vida era visitar Venecia en Carnaval.






y que lo hubiese logrado era para ella el sumun de la felicidad.
La seguí a la salida del Hotel, no sospechaba mi presencia porque el disfraz y máscara que me compré, en una de las muchas tiendas dedicadas a proporcionar al visitante los disfraces más ingeniosos y maravillosos que soñar se puedan, no lo conocía.
Tenía yo la obligación moral de vigilarla y aunque no me hacía mucha gracia esta actuación por otro lado era divertido observar sus reacciones y todo lo que empezó a vivir en Carnaval bien que congeniaba con los demás habitantes y visitantes de Venecia
Así estuve toda la mañana, después fue a comer, ¡canelones!, qué ricos me supieron a mí, me senté de espaldas a ella y me quité la máscara para comer, craso error, cuando me volví se había marchado y los exquisitos canelones seguían en la mesa en la que unos instantes antes ella fingía comer.
Salí a la calle como alma que persigue el diablo y me quedé sin respiración: una maraña de disfrazados me rodearon bailando y cantando, uno de ellos me cogió la mano y me impidió salir de aquella marabunta. Llegué a enfadarme bastante pero su fuerza era superior, no quise ponerme demasiado seria porque ellos estaban jugando conmigo y su juego tenía cariz de inocencia aunque fuera solo fachada. Me resigné a perderla y bailé con aquel ser que me acaparaba.
Pasaron los minutos, se fueron alejando poco a poco, el enmascarado Me hizo una reverencia con el sombrero que llevaba puesto, se dio la vuelta y emprendió una carrera hasta llegar a dónde estaban sus amigos.
Bien, ¿ahora qué hago?, ¿dónde estaría la linda veneciana?
Me encaminé hacia la Plaza de San Marcos cogería algún folleto de fiestas y la buscaría en todas las actividades. Mas cuando lo conseguí por poco me da un síncope, eran muchos los Palacios que abrían sus puertas para el baile de la noche. No podía asistir a todos y era evidente que me había reconocido y por ello se había quitado de en medio.
Con gran dolor para mi bolsillo decidí cambiar
el disfraz y la máscara, ¡menuda ruina!


Pero todo valía por su seguridad. Empecé a preguntar si habían visto a…y les explicaba todo los destalles de su disfraz, tardé bastante pero encontré a uno que se había fijado explícitamente en ella y la había seguido hasta un Palacio privado dónde una cena de Gala precedería al Baile de las Velas.
Después de una caminata y atravesar el Puente de Rialto llegué, cansada, debí coger un vaporetti , un taxi acuático; me dispuse a observar a los que iban entrado a la cena. Allí estaba ella acompañada de alguien que cogía su mano y le hablaba con soltura en italiano por lo que pensé que era un nativo. Lo que no tenía claro era si lo había conocido allí o era una cita.
Entraron, no tenían escapatoria, cuando salieran para el gran salón lleno de velas a las que procedían a encender un grupo de mayordomos con máscara, estaría bajo mi mirada toda la noche y no la perdería de vista hasta su llegada al hotel. Adquirí una entrada, nada barata, me coloqué cerca de un balcón desde dónde divisaba la puerta del salón tocaban en ese momento música de Puccini, “Manon Lescaut-Intermezzo”, música sublime, “Un bel di vedremo- Madame Butterfly” veía parejas abrazarse, yo empezaba a ponerme melancólica.
Se demoraba su salida así que me asomé al comedor y con horror pude comprobar que no había nadie en él, me dirigí rápidamente a los servicios: ¡vacios!, ni un alma.
-¿Existe otra salida que no sea al Salón de Baile? -Pregunté a un camarero que procedía a limpiar las mesas.
- Por allí- me dijo señalando con el índice sin entender muy bien qué le preguntaba.
Sabía que me la había vuelto a jugar, y ahora sí que no podía hacer nada. Me resigné. Y encaminándome al baile, empecé a disfrutar de la velada.
Estaba en Venecia, en Carnaval y me tenía que divertir, claro que al estilo veneciano, pero en todo lo que ofrece vivirlo intensamente. Se me acercó un enmascarado vestido de arlequín que hablaba español y pasaba los veranos en la playa de Bolonia, provincia de Cádiz, me cogió con decisión de la mano y me llevó a danzar, fue una noche inolvidable, lo pasé de fábula bailando sin parar, minuetos, mazurcas y tarantelas, mirándome en todos los espejos de aquel inmenso salón sin poder creer que era yo la que se reflejaba en ellos dentro de aquella máscara veneciana que tanto me favorecía y acompañada de aquel caballero tan amable bajo su disfraz. Incluso nos dimos los e-mail. Despuntaba el alba y se despidió de mí con un fuerte abrazo. Había una espesa niebla, se perdió en ella.

Cuando la vi por la mañana me llevé una gran alegría, no llevaba disfraz, yo sí todavía. Estaba yo tomando un rico chocolate con churros en el café más antiguo de Italia: el Café Florián



en la Piazza de San Marcos cuando se me acercó cariñosa, me dio un beso y me dijo:
- Mamá, mamá, ¡cómo eres! Que tengo ya edad para ir por el mundo sola y no tienes la obligación de cuidarme como cuando era una niña…
-No sabes los peligros que acechan…
-Pero mamá…qué hemos venido un grupo y no nos perdemos.
-Por cierto mami, ¿de qué conoces tú al Sr. Díez profesor de Literatura?, te vi muy entusiasmada con él anoche, ¡tú sí que corriste peligro bonita!
-¿Cambiaste el disfraz?-le pregunté confundida ignorando su comentario.
Sonrió pícaramente y se alejó hacía un grupo que estaba unos metros más allá, cerca de la Basílica de San Marcos, me saludó con la mano y le respondí, al mismo tiempo recibí el saludo de uno de ellos, un hombre encantador, sin disfraz y en cuyos ojos vi ciertas chispitas titilar.


Después me desperté y ya mi vida no ha vuelto a ser igual, tengo un sueño por realizar.




Carol