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jueves, 16 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones


Queridos amigos:




Mañana me marcho de vacaciones, lejos del mundanal ruido.




Daré largos paseos por la orilla del Mediterráneo, mientras las olas acariciarán mis pies y el sonido del mar será la más bella canción que se pueda oír...



Tomaré el sol con precaución pero con infinitos deseos de sentir su calor.




Podré contemplar atardeceres de ensueño...


Cenar en buena compañía...


Contar las estrellas cada noche sorprendiéndome con cada una nueva que aparezca...



¡Seré feliz como una niña pisando charcos!


Y recordaré a mis queridos amigos blogueros, lo feliz que pasé estos meses
compartiendo penas, alegrías y sueños dejando el alma en cada comentario, a veces
llorando otras riendo, siempre con cariño y deseos de ser sinceros y originales.
Miles de gracias a todos los que me habéis brindado vuestra amistad y compañía, por
vuestro respeto y estar siempre ahí cuando más se os necesita.
Os quiere:
Carol

¡¡¡Feliz Verano!!!

lunes, 13 de julio de 2009

Premio Lady Norma


Mi querida amiga Luna,http://luna-laiaia.blogspot.com/
me ha concedido este hermoso Premio que para mi es un honor recibir.
Este Premio tiene ciertas reglas:
1.-AGRADECER:Muchas gracias Luna por acordarte de mi.
2.-SUBIRLO AL BLOG. Hecho está.
3.- CONTESTAR ALGUNAS PREGUNTAS:
5 PELÍCULAS QUE ADORES:
Lo que el viento se llevó
Lejos del mundanal ruido
Memorias de África
Sentido y sensibilidad
Hechizo de Luna
5 CANCIONES QUE TE ENLOQUECEN:
Cartas amarillas de Nino Bravo
Mediterráneo de Serrat
Lía de Ana Belén
Por debajo de la mesa de Luís Miguel
Regresa a mi de Il Divo
5 LIBROS QUE TE GUSTAN MUCHO:
El Principito
Por quién doblan las campanas
Los renglones torcidos de Dios
Donde el corazón te lleve
Libros de poesías
BLOGS QUE TE GUSTEN:
Blog de la iaia
Avanto
Miradas y palabras
Alixbao
Belén de Escobar en Prosa y Verso
La noche más larga de Medianoche
La tortuga de dos cabezas
Castelldefoc
Neogeminis
Y muchos más...
5 BLOGGER A LOS QUE VAS A PASAR EL PREMIO:
Felicidades a todas
Carol
Con cariño para todos los que leen este Blog:



sábado, 4 de julio de 2009

Aún es tiempo...

Se miraron en silencio. No era tan atractivo como lo fue de joven, su mirada perdía fuerza, ni tan inquietante como supuso que sería el estar cerca de él. Aún así sus ojos medio cerrados le causaron rubor que intentó disimular mirando la Carta dónde exquisitos platos se exponían a su elección. Él sonrió complacido y ella no pudo evitar devolverle una sonrisa lo más cálida que pudo conseguir esbozar.

En conjunto le gustaba, era alto, claro que los hombres altos no tienen complejos y no les importa salir con chicas de mediana estatura, si son guapas mejor, son los bajos los que necesitan chicas altas a su lado para darse importancia ante los amigos, aunque esto no deja de ser una simple opinión.

-¿Pedimos?-

Aún no había elegido, pero él se lanzó a pedirle el plato como si fuera su mamá y ella una niña que no sabe lo que quiere o no es capaz de elegir algo bueno, no supo qué le llevó a hacer esta demostración de suficiencia, ella, tan tímida se calló sorprendida sin poder reaccionar. Cuando el camarero les sirvió se vio comiendo un “manjar” que nunca se habría pedido. Él parecía disfrutar con su desconcierto y entonces empezó a pensar que le estaba tomando el pelo, tal vez desde hacía mucho tiempo lo llevara haciendo pero como normalmente cree en la buena fe de las personas...tenía que verlo muy claro para convencerse de que no era imaginaciones suyas lo que estaba viendo.

Intentó tragar aquello que había en el plato demostrando una educación que él no se merecía, más lo hizo por ella misma, por los de alrededor, por no devolver el plato al cocinero sin tocarlo, al que seguramente le importaría un bledo si el cliente que había pedido aquello se lo comía o no. Aún se contenía, aún estaba en sus casillas.

Cuando el camarero trajo la Carta de postres esperó a ver qué hacía en esta ocasión, esperando ya alguna por su parte sin que le cogiera tan de sorpresa, y pensando que cualquier cosa que eligiera no estaría mal porque todo lo que en esta había le gustaba, eran unos postres deliciosos.

-No tomaremos postre, pasaremos al café directamente.-Le dijo al camarero con una irónica sonrisa. Por unos segundos la decepción se reflejó en la cara de ella aunque intentó por todos los medios recomponerse al instante y que no se le notara, los ojos de él llenos de chispitas la miraron tiernos, pensó que era un hipócrita pero se sintió culpable enseguida porque sabía que hay persona a las que no les importa esas delicias lo más mínimo y se toman un café tan felices sin echar de menos para nada algo dulce en sus vidas, el dulce les sobra.

Se levantaron sin tomar copa ni nada parecido. La cogió de un codo y sin que se diera cuenta prácticamente, estaban mirando el agua correr bajo el Puente.
Ella bastante contrariada, la cena en el restaurante había sido al gusto de él no al de ella y tenía un hambre de caballo ya que al medio día no había comido casi nada solo un pequeño bocadillito en la playa sin tiempo para merendar porque se fue a la peluquería para estar presentable para aquel, cada minuto más, extraño caballero.

-¡Preciosa noche!-dijo sin mirarla. Su mirada se fue lejos, al horizonte oscuro. Las luces de la ciudad se reflejaban en el mar como una diosa seductora, irresistible.
Deseó ser ella para que él la mirara un solo minuto así. Pensó que la soberbia de él era mucha para fijarse en su insignificante figura y ahí empezó a dejar de importarle por segundos este caballero.

Se dio cuenta que no merecía la pena sufrir un solo instante por aquel hombre. Claro que no sabía, no podía imaginar que hay hombres que te hacen pensar que eres importante para ellos, que se interesan por ti, que dicen palabras amables mientras quieren conseguirte, una vez que lo logran se dedican a despreciarte a hacer sufrir haciendo de menos, en fin unos auténticos enfermos difíciles de tratar, yo al menos no sé cómo hacerlo, me deprimen, me aburren soberanamente y lo único que deseo es estar lo más lejos posible si tengo uno de estos cerca de mí.


Como no hablaron casi nada durante la cena ella esperaba que durante el paseo lo harían.

-Me gusta pasear en silencio por esta acera. Ya nos conocemos lo bastante para no romper este silencio tan bello, que lo sea solo por esas olas que me traen recuerdos que creí haber perdido para siempre.

Asintió mientras caminaba a su lado y él le ponía suavemente una mano en la cintura, una mano que casi no notaba era un simple cumplido, se notaba fría, indiferente le habría dado lo mismo llevarla en el bolsillo, la soportó un rato, luego hizo un movimiento para asomarse a la arena y cuando se incorporó ya no dejó que esa mano se volviera a posar en su cuerpo.

Cuando llegaron al final del paseo se volvieron a ver el espectáculo de la Luna, se quedaron un rato en silencio, absortos, ella no quería pensar en nada, mañana sería otro día y con la luz del Sol todo se ve más claro.



Él intentó ponerla a prueba hasta el final y antes de que se diera cuenta la estaba abrazando, besando los labios que sorprendidos se abrieron sin querer. Sus besos tenían un extraño y delicioso sabor que la aturdió, sintió ganas de morderlos, se controló y él solo encontró un frío beso, insípido incapaz de hacer sentir nada.

Se mostró inconforme con la forma de besarle ella, así que la abrazó más fuerte apretándola contra su pecho con algo de desespero, le levantó la barbilla, ella evitaba mirarle pero se encontró con sus ojos dónde brillaban unas lágrimas a punto de derramarse por su mejilla, sintió un fuerte nudo en la garganta un escalofrío recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies, cerró los ojos mientras sus labios la besaban con pasión y se preguntaba que estaba pasando, no entendía nada, nada, solo que aquellos besos le gustaban con locura y que no sabía por qué la besaba así, ¿de pronto ella le gustaba?

El camino de vuelta lo hicieron cogidos de la mano. No quería mirarle, él no le quitaba ojo de encima y pensó qué sería peor si su indiferencia de antes o el interés de ahora.

-Mañana te esperaré en esta escalera de acceso a la playa, a las once, si llegas primero me esperas tú a mi.-Le salió la vena de mandón que tenía, esta vez su voz fue extremadamente cordial y le guiñó un ojo con complicidad.

-Esa prueba si que no la paso.- Aunque pensara así asistió, nada de cobardías, era la única forma de que las cosas quedaran claras y saber a que atenerse.
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Había olvidado lo hermoso que es sentirse besada en la arena bajo un sol implacable, en una playa querida con el sabor a sal en los labios con los ojos llenitos de mar. Fueron unos instantes de felicidad que ya para siempre le pertenecen, que mereció la pena vivirlos. Llenan una vida y hacen olvidar sinsabores, incertidumbres y desengaños.

Se fueron cada uno por su lado después de un tiempo. Lo conoció bien, y supo que aquella pose que utilizaba era para esconder su timidez.

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Me pregunto si aún se quieren. Nunca lo sabré. Ni ella ni él me lo dirán.


Carol