Cerré la puerta de la vieja casa
y tomé el sendero del olvido
la llave quedó en la cerradura
por si alguien necesita cobijo.
Caminé despacio la empinada cuesta
las lágrimas me acompañaron,
en la pequeña maleta…
ni un recuerdo del pasado.
En el horizonte vi dibujada la esperanza
de un presente lleno de ilusiones
cargado de promesas alentadoras
de sueños y amores posibles.
La soledad ya no será eterna compañera
de mi alma en perpetua amargura
causada por la triste ausencia
de un amor entregado, sin facturas.
Carol